La musica se para.

Dulce canción que ilusionada suenas en el reproductor de música. Dando a la sala un aire acogedor y romántico. Suenas para endulzar una cita de amor. El timbre también suena. En la sala hay una pareja que baila a tu compás. Tierna, al ritmo lento que marcas, suave y delicada. Parece que les dejas flotar en una nube. Aparecen los besos, las caricias, las palabras en silencio dichas con la mirada. Todo tiene un compás.
La música ya no suena. La pareja se para, se miran y hay silencio, pero es un silencio poco normal, que hace daño, sin saberlo duele. La música vuelva al compás que llevaba. Tras unas breves sonrisas forzadas, la danza sigue. Pero parece que esta historia de amor está rayada, como el disco que suena, que tras un breve ruido deja de sonar. La pareja se mira, otra sonrisa forzada. No se median palabras. Él abre la puerta y se va. A ella le resbalan lágrimas por las mejillas. La música vuelva a sonar, pero ya no hay pareja que pueda bailar a su son. No hubo palabras, con la mirada bastó todo. Y ahora ella sentada en el sofá escucha la música que la ilusionó, mientras saborea el vino que tiene en su copa. Él, mojado por la lluvia se va a casa. Sonrie como un tonto. Pero el desamor cuando el amor se acaba tampoco es tan malo..